Proporcionan energía, proteínas y buenas dosis de vitaminas y minerales.
El garbanzo destaca entre las legumbres tradicionales por su aporte de hidratos de carbono de absorción lenta, que proporcionan energía.
El garbanzo destaca entre las legumbres tradicionales por su aporte de hidratos de carbono de absorción lenta, que proporcionan energía.
Es un alimento indispensable en una dieta sana y equilibrada.
Aquí se enumeran algunas de sus muchas propiedades nutritivas:
Son especialmente ricos en vitaminas B1, B6 y ácido fólico.
Principales indicaciones:
El garbanzo es un alimento apto para todo tipo de personas, pero en algunos casos su consumo se hace más conveniente.
Su aporte de carbohidratos y proteínas lo hacen muy adecuado para estados de astenia, niños, adolescentes y personas que realizan esfuerzos físicos, como los deportistas.
Por su elevado contenido en potasio y la escasa presencia de sodio, el garbanzo favorece la diuresis o excreción de la orina. Esto es beneficioso en casos de hipertensión arterial, litiasis renal y cuando se desea eliminar un exceso de ácido úrico.
El garbanzo es estomáquico, bueno para el estómago. Por su riqueza en fibra, también ayuda a las funciones del intestino, combatiendo el estreñimiento y los parásitos intestinales.
Debido a su notable contenido en magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B, necesarios para el sistema nervioso y muscular, el garbanzo es adecuado para afrontar situaciones de tensión psicofísica y de estrés.
Un clásico renovado
El garbanzo ofrece muchas posibilidades en la cocina. Como legumbre, permite la preparación de platos muy diversos y consistentes, desde pucheros y potajes de invierno hasta ensaladas de verano.
Lo importante es evitar prepararlos con carnes, o con embutidos, o con huevo o con cualquier producto de origen animal, ya que la mezcla de estos productos con los garbanzos es muy pesada para la digestión.
Igualmente es imprescindible utilizar aceite de primera presión en frio, ya que los aceites refinados elevan el colesterol.
Lo importante es evitar prepararlos con carnes, o con embutidos, o con huevo o con cualquier producto de origen animal, ya que la mezcla de estos productos con los garbanzos es muy pesada para la digestión.
Igualmente es imprescindible utilizar aceite de primera presión en frio, ya que los aceites refinados elevan el colesterol.
Al garbanzo se le atribuye el inconveniente de provocar flatulencias. Para evitarlas, una vez cocidos, es aconsejable quitarles la cáscara o la piel que los recubre.
Otra forma de favorecer su digestión es incorporar al agua de cocción un trozo de alga kombu o bien alguna hierba con propiedades carminativas como la salvia, el tomillo, el cilantro, la ajedrea o el comino.
Además de cocidos, los garbanzos también se pueden comer germinados crudos, en refrescantes ensaladas, o incluso tostados, en una sartén o al horno, como aperitivo o tentempié.
Con los garbanzos se preparan otras recetas deliciosas, como el tradicional hummus o paté de garbanzos, muy popular en Oriente Medio.
Los falafels, receta popular entre judíos y árabes, son bolitas fritas a base de garbanzos, cebolla, ajo, perejil y cilantro.
Daniel Bonet (salud) y Santi Ávalos (cocina)
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